Por Elis Peralta
Se le conoce como el caso Korematsu versus Estados Unidos y ha vuelto a ser motivo de polémica tras la decisión que tomó el martes el máximo tribunal estadounidense de considerar como legal el veto migratorio aprobado por el presidente Donald Trump para ciudadanos de cinco países de mayoría musulmana: Irán, Libia, Siria, Yemen y Somalia.
En esta nueva sentencia, aprobada por una mayoría de 5 votos a 4, el magistrado ponente John Roberts aprovechó la ocasión para declarar como “anulada” la decisión del caso Korematsu.
No es la primera vez que una autoridad estadounidense rechaza esta sentencia que autorizó el confinamiento en campos reclusión de todos los ciudadanos japoneses, así como de los estadounidenses de origen japonés durante la II Guerra Mundial. En 1982, una comisión del Congreso dijo que se trataba de “una grave injusticia” derivada del “prejuicio racial, la histeria bélica y el fracaso del liderazgo político Años más tarde, el ahora fallecido magistrado Antonin Scalia se refirió al caso Korematsu como uno de los errores más tristemente célebres de la Corte Suprema, junto a la decisión en el caso Dred Scott, ocurrida en los años previos a la Guerra Civil, cuando el tribunal negó la libertad y la ciudadanía a los esclavos negros que llegaban a los estados libres.
Pese a todos estos rechazos, esta antigua sentencia también ha recuperado actualidad debido a la comparación trazada en su voto disidente por la magistrada Sonia Sotomayor entre la decisión sobre el veto migratorio y el caso Korematsu.
El martes pasado, al argumentar su voto disidente sobre la sentencia que consideró legal el veto migratorio de Trump, la magistrada Sotomayor lo comparó con el caso Korematsu. Como aquí, el gobierno invocó una pobremente definida amenaza a la seguridad nacional para justificar una política de exclusión de grandes proporciones”, señaló.
“Como aquí, la exclusión tiene sus raíces en peligrosos estereotipos acerca de, entre otras cosas, la supuesta incapacidad de un grupo particular de asimilarse y el deseo de dañar a Estados Unidos”, agregó.
“Al aceptar ciegamente la equivocada invitación del gobierno a aprobar una política discriminatoria justificada por la hostilidad hacia un grupo desfavorecido, todo en el nombre de un superficial alegato a la seguridad nacional, la Corte redespliega la misma lógica peligrosa detrás (del caso) Korematsu y simplemente sustituye una decisión ‘gravemente equivocada’ con otra”.
Sotomayor citó una decena de declaraciones y tuits de Trump en los que hablaba expresamente de su intención de aplicar un veto al ingreso de musulmanes en Estados Unidos o en los que expresaba animadversión hacia los miembros de esa comunidad.
Sin embargo, el juez Roberts, responsable de redactar la resolución sobre el veto migratorio, condenó la sentencia Korematsu pero aseguró que no tenían ninguna relación con el caso en discusión.
Describió la medida aplicada por el gobierno de Trump como “una política facialmente neutral para negarle a algunos extranjeros el privilegio de entrada” en el país como distinta a forzar la detención de los ciudadanos estadounidenses de origen japonés en campos de concentración “única y explícitamente por causa de su raza”.
in embargo, durante la campaña presidencial pasada fue el mismo Donald Trump, quien comparó el veto al ingreso a los musulmanes en Estados Unidos que tenía previsto aplicar con las medidas tomadas por el gobierno de Roosevelt tras el ataque de Pearl Harbor.
“Lo que estoy haciendo no es distinto a lo que hizo FDR (Franklin Delano Roosevelt)”, dijo el 8 de diciembre de 2015 en una entrevista telefónica con el programa Good Morning América de la cadena CBS, citando las medidas tomadas por aquel mandatario en contra de alemanes, italianos y japoneses.
“Mira lo que FDR hizo hace tantos años y él es uno de los presidentes más respetados. Es respetado por la mayor parte de la gente. Le ponen su nombre a las autopistas”, agregó.