Estoy en un sinvivir con la reunión de ABBA. Desde que saltó la noticia mi teléfono no ha dejado de vibrar debido al constante mensajeo de amigos y conocidos. Bien saben ellos lo fan que soy de este grupo y lo que les debo, el cuarteto es mi mayor influencia musical: me enseñaron a componer canciones, a hablar de pasiones desastrosas con una sonrisa en la cara, a hacer que una canción difícil parezca facilísima y son los culpables directos de que a día de hoy mi oficio principal sea el de productor. Pura magia. ¿Cómo hacían aquel efecto en la voz antes del estribillo de Gimme gimme gimme? La de horas que me he pasado descifrando la línea de bajo de One of us o el sintetizador que abre Head over heels. Lo primero que aprendí a tocar al piano fue la apertura de The winner takes it all. Tengo tropecientos libros con su nombre en la portada. Vaya, que no se si es don o defecto, pero a día de hoy soy el mayor fan de ABBA que conozco, y conozco mucha gente, o eso creo.
Aún tengo espasmos y palpitaciones cuando recuerdo la vuelta de Mecano. Ana, Jose y Nacho pusieron sus nombres al disco y nos despacharon con el single Stereosexual. Bañé el pijama en lágrimas del disgustazo que me dieron ¿Por qué vuelven los grupos así? Sobre todo, aquellos que aparentemente no lo necesitan, no lo acabo de entender, al fin y al cabo, ABBA cerraron su carrera con The Visitors, su obra cumbre y uno de los discos a los que rezo casi a diario. Oscuro, extraño, arriesgado, esa es la faceta del grupo que más me enganchó, que Chiquitita o Mamma mía están muy bien, pero escuchas The day before you came y mueres, o al menos yo ¿Por qué estropear semejante broche final?
Cuando mayo del 68 se convirtió en el principal enemigo de ABBA
Frida siguió sacando discos en solitario, Björn y Benny creaban el musical Chess junto a Tim Rice. Mientras tanto Agnetha le da al alpiste en su remota casa en las nieves tras enamorarse de un fan que luego resultó ser un psicópata y al que acabó demandando por acoso. No estaba para fiestas. Hace pocos años sacó un disco olvidable y volvió a su ostracismo. De hecho, ella ha sido la “culpable”, si es que existe la culpa para tanta mujer, de que no se hayan juntado de nuevo. Odió tanto su carrera que hasta olvidó hablar inglés, idioma en el que cantó la mayoría de las canciones que la hicieron famosa. Y esto es lo que más me escama de todo. Agnetha, ¿qué te ha hecho volver?
He leído que regresan, pero la noticia no arroja mucha luz. Se habla algo de una “gira virtual” y eso es algo que me da escalofríos. Hace poco estuve en su museo, que está en Estocolmo en una isla preciosa y la aventura me encantó, pero recuerdo con pavor que al entrar te tenías que tragar unos minutos delante de un escenario donde se proyectaban, a modo holograma, a Anni-Frid, Agnetha, Benny y Björn tocando Dancing queen. Era un espanto. Incluso se animaba al personal a subir al escenario y cantarse un tema con el que hacerse selfies. El horror. Luego lo demás muy bien, pero en cuanto leí la noticia tuve una regresión ¿Harán algo parecido? Para eso, Virgencita que me quede como estoy. Por otro lado, fui a Broadway a ver Mamma Mía -ya os he dicho que soy muy fan- y quedé sobrepasado por ver esas canciones interpretadas por una fastuosa orquesta y unos músicos de nivel. Fue poco antes de que el musical se estrenase en España y se hiciese con el triunfo de la caspa teniendo a Nina, la profe de OT, como principal diva. De la peli ya ni hablo. Volviendo a lo de Broadway, imaginé cómo sería un concierto en condiciones de los suecos y fue como rozar el cielo. Si hasta me fui a ver su banda tributo a Barcelona, los australianos Björn Again, pero fue un bajonazo porque fue como ver a la orquesta de las fiestas del pueblo sobrio. Para colmo en los bises versionaron “Livin’ on a prayer” de Bon Jovi vestidos de ABBA. Aquello me pareció el acabose. Me debato entre el desastre y la gloria considerando todas las posibilidades.
Luego está lo de las nuevas canciones, sabemos el nombre de una: I still have faith in you. Y ya está. Por el lado bueno el título me recuerda a You still believe in me, una de mis canciones favoritas de los Beach Boys, a quién tanto adora Benny, el teclista que en sus peores días se parece a Santiago Segura pre-Torrente, y me da buen rollo. La de los playeros es tema lento, de largo desarrollo y producción detallista, podría tener cierta semejanza, ojalá. Luego se me cruza el cable pensando en canciones que llevan la palabra faith en su título y doy con Keep the faith de los antes citados Bon Jovi, pero se me pasa cuando recuerdo el Faith de George Michael.
Confieso que tengo fe, tiendo a ser optimista porque son mis dioses, y ya se sabe que hay que tener fe para creer. Además, en 1993, ya con el grupo descansando desde una década, lanzaron I am the city un tema perdido grabado en 1982 que resultó ser un temón que me hizo tilín desde el primer segundo.
En este preciso momento sólo puedo rezar para que la agonía acabe pronto y pueda escucharlos de nuevo. Aunque al final me va a dar igual todo y me va a gustar, no sé por qué tanto drama. Fuente