Reece Bayliss, de 25 años, sumó 16 meses a su condena por las agresiones que protagonizó en el penal HMP Humber, de Yorkshire del Este, Reino Unido
Estaba enfurecido. Tras pasar 42 horas consecutivas encerrado en una celda como castigo por un incidente sobre el que las autoridades carcelarias no dieron muchas precisiones, Reece Bayliss estaba decidio a protestar.
Primero consiguió un par de armas caseras. Luego tomó una sábana y un cesto de basura, y los arrojó a la red que está suspendida entre los balcones del penal de HMP Humber para evitar que los presos salten al vacío.
Mientras se acomodaba allí, en medio de la red, se acercó uno de los guardias para ordenarle que regresara a su celda. El joven de 25 años respondió pegándole un palazo en la cabeza. Después le pegó otro más y comenzaron a forcejear.
A los dos penitenciarios que se acercaron entonces, Bayliss les arrojó un líquido con chile picante en los ojos. Solo entre cuatro, y tras varios minutos de pelea, consiguieron reducirlo.
Por el ataque, que se produjo el pasado 27 de junio, el recluso sumó 16 meses a su condena de tres años de prisión por robo que comenzó a cumplir en 2016. El primer guardia debió pasar un mes sin trabajar para recuperarse de las heridas. infobae.com